Si te dijera que el diseño es mucho más que algo bonito, ¿me creerías? El diseño, aunque pueda parecer todo lo contrario, está ligado a las emociones de las personas en cierta forma, no solo por su manera de comunicar visualmente, sino porque responde a las necesidades más profundas que residen dentro de nosotros. 

No es solamente un arte visual, es una herramienta muy poderosa, más de lo que nadie pueda imaginar, ya que juega un papel vital en nuestras emociones sin darnos cuenta, y condiciona nuestra experiencia humana desde hacer la compra en el supermercado hasta cualquier otro aspecto de nuestra vida cotidiana. 

Las emociones pueden ser evocadas de muchas maneras, aunque el color juega un papel fundamental. Un diseñador que domine la teoría del color perfectamente puede ser un perfecto maestro que domine nuestras emociones. 

El diseño gráfico tiene un poder descomunal para crear conexiones emocionales sobre las personas y hemos llegado a un punto que no solo se trata de diseñar para vender, sino de diseñar para experimentar y sentir.